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21 febrero, 2007

Saco azul

Habrá que olvidar?
y bueno, pasará...
y todo también pasará...

20 febrero, 2007

Siempre se puede ser un poco mejor

Que hacer cuando las cosas no se suceden como nosotros querríamos que sucedieran?

El resignarse a un hecho fortuito desagradable no esta bien, tampoco lo está reprocharse siempre de todo lo malo que nos pasa o que hacemos.

Muchas de nuestras actitudes están basadas en la probabilidad de que salgan bien o mal, ese 50 por ciento de acertar es el mismo al de perder

y que pasa cuando nos jugamos todo a ese 50 ganador y resulta perdedor?

Quizás políglotas como Mandev (recordando los cuentos de Dolina) no agotarían hasta la última instancia para tratar de sacar provecho a un hecho desafortunado

A lo que voy es que a veces las cosas nos salen mal, y no por eso hay que odiarnos y maldecirnos, si no hay que pensar en lo que hicimos está mal, y saber que hacer una cosa que está mal no sirve. Tenemos que tratar de no repetirlo en un futuro. Suena bastante lógico e ideal, el aprender siempre de nuestros errores y una vez cometidos no volverlos a repetir nunca más, pero la vida es un poco más complicada que eso y siempre encuentra un momento oportuno para jugarnos la revancha.

Pero de ahí está solo en vos el ganar o perder, el seguir haciendo las cosas mal o tratar de hacerlas bien esta vez. La cuestión se hace mas difícil cuando el hacer lo correcto nos resulta desagradable o menos divertido, entonces, haremos bien las cosas?

Siempre que queramos y que de verdad le pongamos entusiasmo un mucha actitud, vamos a poder hacer las cosas bien, sin arrepentirse y sin sentirse mal.


De todos modos, siempre vamos a cometer miles de errores y siempre nos vamos a putear por algo que hicimos mal. Siempre!


La vida parece ser un acontecimiento de sucesos buenos y malos, al tal punto que ellos conviven en perfecta armonía y equilibrio...

el shing shang


17 febrero, 2007

Un día más, un día menos...

Y desafiando el oleaje

sin timón ni timonel,

por mis sueños va, ligero de equipaje,

sobre un cascarón de nuez,

mi corazón de viaje,

luciendo los tatuajes

de un pasado bucanero,

de un velero al abordaje,

de un no te quiero querer.

Y cómo huir

cuando no quedan

islas para naufragar

al país

donde los sabios se retiran

del agravio de buscar

labios que sacan de quicio,

mentiras que ganan juicios

tan sumarios que envilecen

el cristal de los acuarios

de los peces de ciudad

que mordieron el anzuelo,

que bucean a ras del suelo,

que no merecen nadar.