A veces, en sábados raros como éste, me pongo a meditar. Digo meditar porque en realidad no pienso, quizás seguramente esté pensando, pero trato de no hacerlo….es que si me pongo a pensar de todas las cosas sucedidas, las cosas realizadas y las a medio terminar me pongo triste.
De los “por qué no lo hice” ó “por qué lo hice” “¿qué hice?” “lo hago?” . Injustamente nos auto deprimimos. No digo que esté mal, sino que nosotros –por lo menos yo- no me gusta estar así, raro, triste.
Irremediablemente estoy triste. Tengo ganas de irme lejos, viajar unas cuantas horas, parar en medio de un campo y poder tirarme en el pasto. Reírme si me dan ganas de reír, gritar si quiero…. Poder cerrar mis ojos, estar unos segundos en blanco suspirar y decirme “bueno, mañana será otro día”
Todas las cosas tienen un sentido, pero éste ánimo mío no sé a que se debe.
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